La iglesia ante la pandemia

Después de casi un año de retos para la iglesia a la luz de esta pandemia, lo hemos escuchado todo: “Debemos seguirnos reuniendo sin temor al virus, la obediencia a Dios y a su palabra es lo más importante”, “Debemos suspender reuniones en obediencia a las autoridades civiles, nuestro amor al prójimo nos lleva a cuidarnos unos a otros”. 

Entendemos ambos lados del argumento.  Entendemos la necesidad de buscar medios alternos para continuar la iglesia, entendemos que hay lugares donde el gobierno ha permitido manifestaciones masivas en las calles pero prohíbe que las iglesias se reúnan, y vemos que hay iglesias que han optado por no reunirse aún cuando las reglas y regulaciones de la ley lo permiten.

¿Es esto un asunto de consciencia o debemos ser dogmáticos sobre cómo debe de actuar cada creyente en respuesta a esta crisis mundial?  Creemos que es un asunto de consciencia.  Es el tipo de casos que Pablo usa como ejemplos en Romanos 14:

“El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda. El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios.

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios. Porque está escrito: «VIVO Y O, DICE EL SEÑOR, QUE ANTE MÍ SE DOBLARÁ TODA RODILLA, Y TODA LENGUA ALABARÁ A DIOS». De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo.

Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe. Todo lo que no procede de fe, es pecado.”

Romanos 14:6, 10-12, 23 NBLA

Aquí está el principio: la respuesta no será igual en todas partes, pero verdaderos creyentes, buscando honrar a Dios actuarán en fe en respuesta al Coronavirus.

Mencionamos esto porque hay un peligro mucho más grande para la iglesia que una enfermedad física mortal: el peligro de la división.  La crítica unos a otros por la manera en que actuamos sin importar cuál sea la postura siendo criticada, tiene el potencial de causar más daño a la iglesia que Covid 19.  

Debemos considerarnos unos a otros para no hacernos actuar en contra de nuestra consciencia, especialmente considerando a los débiles en la fe. Esto significa que si alguien quiere honrar el mandamiento bíblico de Hebreos 10:24-25 al arriesgar su salud y su vida, no tenemos que hacerlos sentir culpables de ser cristianos irresponsables y rebeldes, y si alguien ha decidido no asistir físicamente a la iglesia para honrar Romanos 13:1 y ha buscado medios alternos para seguir teniendo comunión con sus hermanos de la iglesia y crecer en la fe, no tenemos que acusarlos de vivir en temor y no obedecer las escrituras. 

No estamos diciendo que puedan existir maneras erróneas de responder a esta crisis en cada contexto y situación, pero sí estamos diciendo que el amor debe ser evidente en la manera en que nos exhortamos y ayudamos unos a otros. 

 Dios está en control de esta pandemia, y la lección principal para los cristianos no será que debemos cuidar nuestra salud, sino será:

“Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.”

Efesios 4:1-6 NBLA

“»Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros».”

Juan 13:34-35 NBLA

“Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

Mateo 16:18 NBLA

Estos principios nos han llevado a formar 9 diferentes grupos en la iglesia.  Algunos de estos grupos son virtuales, algunos son presenciales.  Queremos que cada familia tome la decisión en oración, de cuál de los dos formatos prefieren.  Esto no significa que si escogen un formato virtual para reunirse, deban de conformarse y sentirse cómodos con esta manera de llevar la iglesia, ni que si escogen un formato presencial deban conformarse y sentirse cómodos con solo ver a unos cuantos miembros.  Ninguno de los dos formatos cumplen con lo que es el ideal establecido por Dios.   Nuestra oración es buscar el momento lo más pronto posible para volver a estar todos juntos.

¿Es la congregación presencial parte esencial de la Iglesia?

La respuesta es sí.  No es todo lo que es la iglesia, pero sí es esencial.  En primer lugar, porque la iglesia nunca debe ser dependiente de un medio tecnológico para existir.  Si no hay luz, internet o instrumentos musicales, la iglesia debe poder seguir adelante.  La única manera, y la manera en que ha existido la iglesia por casi 2,000 años, es la congregación física.  En estos tiempos de limitación para congregarnos, lamentablemente han quedado segregados aquellos que tienen limitaciones en su acceso a la tecnología (especialmente personas mayores).  Por otro lado, hemos alcanzado personas que normalmente no asistirían a la iglesia.  Sin embargo nuestra oración es que puedan unirse a la congregación física una vez que esto se restablezca.  

El principio bíblico que encontramos en el Nuevo Testamento es el principio de la Iglesia local.  Existe la iglesia universal, y existe la iglesia local.  Toda la iglesia forma parte de la iglesia universal, pero los principios de ancianos, diáconos, membresía, disciplina, discipulado y evangelismo se dan en el contexto local.  Esto significa que la iglesia bíblica, en su significado y definición completa, solo puede existir presencialmente en un lugar físico y geográfico.  Somos llamados a tener influencia e impacto en la ciudad donde vivimos.  La iglesia local no puede existir “virtualmente” al incluir personas que viven en diferentes partes del mundo.  

Si consideramos el principio de “familia”, lo cual es la razón por la que nos llamamos unos a otros “hermanos” y “hermanas”, debemos pensar que aquellos que Dios ha puesto como nuestra familia más cercana, la familia espiritual, son aquellos que tenemos mayor necesidad de ver y con los que más queremos convivir.  

¿Se puede llevar una relación de noviazgo de larga distancia?  Puede ser.  Existen muchos medios para continuar la comunicación.  Sin embargo sabemos que tarde o temprano, si dos personas no se pueden ver o convivir físicamente, esa relación está destinada a fracasar.  Pueden haber muchas razones por las que un padre y esposo tenga que estar ausente de su hogar por un tiempo.  Entre esas razones podría estar su responsabilidad militar en una guerra.    Puede ser que esté internado en un hospital por alguna enfermedad grave.  Pero todos entendemos que ese no es el ideal, y que el deseo del corazón de ese hombre siempre será regresar a casa.  

Esperamos que estos ejemplos nos ayuden a entender lo que está sucediendo ahorita con la iglesia.  Algunos no nos hemos visto por casi un año.  Hemos estado en contacto, hemos buscado fortalecer la comunión, pero sabemos que la iglesia no puede funcionar así a largo plazo.  Queremos buscar la dirección de Dios y su sabiduría en medio de esta crisis.  Las soluciones que hemos propuesto son temporales.  Queremos que cada familia experimente y crezca durante este tiempo con la mayor cantidad de elementos posibles de lo que significa ser miembro de una iglesia local.  No todo se podrá cumplir hasta que estemos todos juntos físicamente de nuevo.  Pero esperamos que en todo verdadero cristiano exista un anhelo y una insatisfacción en su corazón sobre no podernos congregar y ver a todos juntos todavía.  

Una de las reflexiones más importantes durante este tiempo es “¿Cuál es la verdadera definición de iglesia?”  Tenemos que considerar seriamente la importancia del rol que tiene participar juntos de la santa cena, de la adoración corporativa al poder escucharnos unos a otros cantar, del mandamiento a la hospitalidad y de la manera en que hacemos discipulado.  

Una de las cosas en las que estamos en desacuerdo con las autoridades de nuestro país es con categorizar a la iglesia junto con bares, teatros y cines como actividades “no esenciales”.  Como cristianos no consideramos que el dejar de reunirnos es lo mismo que dejar de ir al cine.  El ir a la iglesia no es solo una actividad más de nuestra semana, sino la actividad que da testimonio de nuestra principal identidad.

No nos juntamos para diversión o como un club social.  Nos reunimos porque Dios lo ha mandado para su gloria.  

Dios no solamente nos reveló su Palabra y su voluntad para estudiarla a nivel individual.  Jesús mismo, el Hijo de Dios “habitó entre nosotros” (Jn. 1).   Las relaciones que tenemos entre nosotros son importantes para Dios.  Por eso diseñó la iglesia como parte esencial de la vida cristiana.  Para reflejarnos unos a otros lo mismo que Dios hizo con cada uno: condescendió para estar con nosotros y mostrar su amor.  Se encarnó para que pudiera experimentar con nosotros la prueba y tentación.  Y esa realidad la experimentamos también en el amor y cercanía que existe cada vez que nos reunimos como iglesia. 

No sabemos lo que pasará en el futuro.  Solo Dios lo sabe, y solo Él es soberano.  Nosotros tenemos la responsabilidad en el presente de poner nuestras prioridades en orden.

“»Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.”

Mateo 6:31-34 NBLA

Hermanos miembros de la Iglesia Evangélica Cuajimalpa:  

Oren por los pastores y líderes.  Vienen tiempos aún más difíciles antes de la venida de Cristo.  Este virus no será nuestra batalla y prueba más grande.  Necesitamos sabiduría y guía del Espíritu Santo para que las decisiones que tomamos hoy forjen el fundamento para las decisiones que tomaremos mañana y que mostrarán al mundo que nuestra esperanza y gozo no está en las cosas temporales sino en las eternas.  

Soli Deo Gloria

Concejo Pastoral.