Transformados por el nuevo pacto
De la serie: 2 Corintios | 📖 (2 Corintios 3:1-6) | | 🗣Nathan Díaz | Compartelo:
Transformados por el nuevo pacto (2 Corintios 3:1-6)
Estamos en Segunda de Corintios.
Y hace dos semanas vimos el final del capítulo 2.
Y esta imagen tan poderosa que nos mostró Pablo cuando habla de la manera en que un ejército, una nación, invade a otra y trae en conquista a los que han sido conquistados dentro de la ciudad, y hacen esta procesión triunfal en donde muestran a los que han sido ahora conquistados por esta nación para ser siervos, esclavos.
Y esa es la imagen que Pablo usa para mostrarse a sí mismo dentro del reino de Dios.
El reino que nos lleva de triunfo en triunfo y manifiesta la fragancia del conocimiento de Dios en todo lugar.
Y Pablo describe este ministerio que él tiene, donde él plantea la gran responsabilidad de lo que significa predicar el evangelio. Cuando estás predicando el evangelio y la gente rechaza ese mensaje, representa juicio y muerte para los que lo rechazan, y representa vida y salvación para los que aceptan ese mensaje.
Pablo dice: nosotros somos los que llevamos este mensaje en todas partes a donde vamos, y dice en el versículo 16 del capítulo 2: “Para estas cosas, ¿quién está capacitado o quién es suficiente para hacer esto?”
Entonces, hace dos semanas cuando estudiamos este pasaje, ya expliqué un poco de qué es lo que Pablo va a argumentar en cuanto a la suficiencia. Hoy vamos a meternos un poquito más en este tema en los primeros seis versículos del capítulo 3.
Problemas con la Autoridad de Pablo
Recuerden, al final del capítulo 2 estaba hablando acerca del ministerio que Pablo tiene, porque recuerden que los corintios tienen problemas con Pablo. No creen, algunos de ellos, que su ministerio apostólico sea legítimo. No creen que realmente tenga la capacidad para enseñarles; cuestionan su autoridad, y mucho de lo que vamos a estar leyendo y hemos estado leyendo tiene que ver con Pablo respondiendo a eso, respondiendo a una iglesia que está un poco dividida aquí en cuanto a la autoridad de Pablo, en cuanto a lo que enseña del evangelio, y él tiene que defender su apostolado con ellos.
Él contrasta su ministerio con algunos que —dice el versículo 17— comercian la palabra de Dios. Ellos están comerciando con la palabra de Dios, están buscando ganancia de la palabra de Dios, lo cual es algo que siempre ha existido en la historia de la iglesia. Hoy en día lo vemos: para algunos es un negocio lo que representa tener una iglesia. Y, bueno, eso podría dar muchos ejemplos, pero aquí Pablo está contrastando ese tipo de ministerio con el que él tiene, que es con sinceridad, como de parte de Dios: “Hablamos en Cristo delante de Dios”.
Hablamos también de que esto está en el libro de Filipenses: muchos están predicando, usando el evangelio con motivaciones erróneas. Pablo está buscando sinceramente servir a Dios y está buscando cómo edificar a la iglesia a través de la predicación del evangelio. Ese es su sincero deseo.
Cartas de Recomendación
Vean cómo empieza el capítulo 3: “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos, o acaso necesitamos, como algunos…?” Esos “algunos” creo que son los que comercian, en el versículo 17, los que comercian la palabra de Dios. Está explicando ahora en este primer versículo del capítulo 3 que estos que comercian con la palabra de Dios necesitan cartas de recomendación para ustedes o de parte de ustedes.
Es decir, están basando todo su ministerio en buscar el apoyo y, en general, la adulación de otros: “No, sí, sí, él tiene el poder de la palabra y se escucha este poder y esta unción cuando habla.” Entonces hay algunos que están buscando ese tipo de patrocinio, ese endoso.
Pablo dice: “A ver, ¿yo necesito que alguien me recomiende con ustedes? Pasé 18 meses enseñándoles ahí en la iglesia con ustedes día y noche. ¿De veras necesito la recomendación de alguien?”
En el tiempo antiguo, en este tiempo especialmente, las cartas de recomendación eran muy importantes por las distancias, por lo que representaba que alguien desconocido llegara. De hecho, sí tenemos cartas de recomendación en el Nuevo Testamento: Pablo, a veces, está hablando acerca de Timoteo, por ejemplo, recomendándolo, recomendando su ministerio. La carta de Filemón es básicamente una carta de recomendación. Eso es la carta de Filemón.
Hoy en día también es importante. Tienen un propósito un poquito diferente, pero también tienen importancia dentro de nuestra sociedad. Me he dado cuenta de que una de mis ocupaciones como pastor es escribir cartas de recomendación. Está bien, lo hacemos con gusto.
Pero aquí, hablando del ministerio, Pablo está diciendo:
“No, no es necesario que yo tenga que estarles presentando mis cartas de recomendación.”
Y les va a decir por qué.
Ustedes Son la Carta de Pablo
Así que desarrolla aquí, en estos primeros tres versículos, lo que podríamos llamar cartas del nuevo pacto. Vean cómo lo describe Pablo. Dice en el versículo 2 —aquí está la razón por la que Pablo no necesita cartas de recomendación con los corintios—:
“Ustedes son nuestra carta.”
O sea, si hay algo que avala nuestro ministerio, son estos 18 meses que yo pasé con ustedes, el efecto que tuvo en sus vidas, la transformación del evangelio que yo les prediqué a ustedes. Eso debería ser suficiente evidencia para ustedes de que nuestro ministerio realmente viene de parte de Dios.
Y por eso dice: “Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres.”
Entonces Pablo se está aplicando el testimonio de ellos a su propio corazón. Dios escribe en el corazón de Pablo una recomendación por el testimonio de los corintios. Pablo dice: “Por el testimonio de ustedes, la gente sabe el efecto que tiene el evangelio a través del ministerio que nosotros hemos desarrollado, conocida y leída por todos los hombres, todos los que los conocen a ustedes.”
Dice el versículo 3:
“Siendo manifiesto que son carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos.”
Muy interesante el argumento que está haciendo Pablo aquí.
Dice: Dios es el que está escribiendo esta carta, pero nosotros, de hecho, al final es como si estuviera Dios redactando su carta de recomendación a través de nosotros. Nosotros somos los que estamos escribiendo, pero es Dios el que está dictando, y no le está dictando con tinta, como esta carta que yo les escribo, sino le está dictando con el poder del Espíritu Santo, que es un poder vivo.
Dos Contrastes Importantes
¿Qué es lo que Pablo quiere traer a la mente de los corintios aquí? Quiere que pensemos en dos contrastes:
- Contraste 1: Cartas humanas (currículum, halagos, adulación) vs. Carta de Cristo (transformación real en el corazón).
- Contraste 2: Tablas de piedra vs. Tablas de corazones humanos.
Pablo compara estas cartas humanas con tablas de piedra, y las cartas de Cristo con tablas escritas en corazones humanos.
Está hablando de que estas imágenes vienen del Antiguo Testamento, y todo este capítulo 3 va a ser un desarrollo realmente de esto, de cómo se aplica el Antiguo Testamento, de cómo se conecta el mensaje del Antiguo Testamento con lo que Pablo está enseñando sobre el evangelio.
Pablo dice: “Ustedes son nuestra carta.” O sea, si yo soy falso, ¿qué significa? Ustedes también son falsos. Es una manera muy sutil de confrontarlos. Si ustedes cuestionan mi ministerio, entonces al final ustedes tampoco son cristianos genuinos.
Las Tablas de Piedra en Éxodo
¿De qué está hablando cuando dice tablas de piedra? Éxodo 24:3: Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todas las ordenanzas. El pueblo responde: “Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho.”
Éxodo 24:3 (NBLA)
(Se narra la promesa del pueblo de cumplir la ley.)
Unos versículos después, Moisés rocía la sangre, lee el libro del pacto y el pueblo vuelve a decir: “Todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos.”
Éxodo 24:6-8 (NBLA)
(Se describe cómo Moisés toma la sangre, la rocía sobre el altar y luego sobre el pueblo, sellando el pacto.)
El Señor le dice a Moisés que suba al monte, que le dará las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que ha escrito.
Éxodo 24:12 (NBLA)
“Sube hasta mí al monte y espera ahí, y te daré las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito para instrucción de ellos.”
Pero, ¿cuánto duró este compromiso? En Éxodo 32:15-19, Moisés baja con las tablas y ve que el pueblo ya está adorando un becerro de oro. Las tablas eran obra de Dios, la escritura era de Dios, sin embargo, el pueblo las quebranta inmediatamente. Moisés rompe las tablas en señal de la ruptura del pacto.
Éxodo 32:19 (NBLA)
“Tan pronto como Moisés se acercó al campamento vio el becerro y las danzas; se encendió la ira de Moisés, arrojó las tablas de sus manos y las hizo pedazos al pie del monte.”
Estas tablas de piedra representan una ley externa. Solo sirven para juzgar acciones, confrontan el pecado, pero no cambian el corazón. No dan el poder de obedecer. La gente dice “Obedeceremos”, y al día siguiente quiebran la ley.
El Nuevo Pacto en el Antiguo Testamento
En contraste, Pablo habla de otro tipo de tablas: las del corazón humano. Ezequiel 36 y Jeremías 31 describen el nuevo pacto. Dios promete quitar el corazón de piedra y dar un corazón de carne, poner Su Espíritu dentro del hombre, y escribir Su ley en el corazón.
Ezequiel 36:22-29 (NBLA)
(Dios promete rociar con agua limpia, dar un corazón nuevo, poner Su Espíritu, hacer que anden en Sus estatutos.)
Jeremías 31:31-33 (NBLA)
“Vienen días… haré un nuevo pacto… Pondré mi ley dentro de ellos y sobre sus corazones la escribiré.”
Esto significa que bajo el nuevo pacto, la obediencia no depende de la fuerza de voluntad humana para cumplir una ley externa, sino que surge de un corazón transformado por Dios mismo. Él cambia nuestros anhelos, nuestros deseos.
La Suficiencia en Dios, No en el Hombre
Volviendo a 2 Corintios 3, Pablo muestra que no necesita cartas humanas. Ellos (los corintios) son su carta, evidencia de la transformación interna. Esa transformación interna es el poder del nuevo pacto que él predica.
Él pregunta: “¿Quién es suficiente para estas cosas?” Nadie por sí mismo. Pero en Cristo tenemos confianza. Nuestra suficiencia proviene de Dios.
2 Corintios 3:4-6 (NBLA)
“Tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios. No que seamos suficientes en nosotros mismos… sino que nuestra suficiencia proviene de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.”
“La letra mata” significa que la ley externa sin el Espíritu no puede darnos vida, solo condena. El Espíritu da vida porque cambia el corazón desde adentro. No se trata de interpretar la Biblia literal o alegóricamente, ni de doctrina vs. Espíritu, es el contraste entre una ley externa sin poder para cambiar, y el poder interno del Espíritu que transforma el corazón.
El Nuevo Pacto en Cristo
Jesús conectó el nuevo pacto con Su sangre en la Última Cena. Este nuevo pacto es el clímax de todos los pactos del Antiguo Testamento. Ya no es “Si obedecen…”, ahora es Dios diciendo: “Haré que obedezcan, pondré mi ley en sus corazones.”
El cristianismo no es una lista de reglas. No se trata de no hacer esto o aquello. Se trata de la transformación interna, ver lo que Cristo hizo por nosotros, Su sacrificio, Su justicia imputada a nosotros. El Espíritu nos capacita para obedecer con gozo.
Aplicación al Ministerio de Pablo
Pablo fue llamado ministro de este nuevo pacto. Él predica el evangelio con la confianza de que es poder de Dios para salvación. Ha visto vidas cambiadas, empezando con la suya misma, de perseguidor a apóstol. Por eso puede evangelizar, discipular, aconsejar, sabiendo que no depende de su propia fuerza.
Hechos 26:15-18 (NBLA)
(Allí se describe el llamado de Pablo, cómo Dios lo envía a abrir los ojos de la gente, a llevarlos de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás a Dios.)
Poder y Esperanza del Nuevo Pacto
Disipulamos confiando en el poder del nuevo pacto. Aconsejamos sabiendo que el Espíritu puede transformar corazones. No predicamos solo reglas, predicamos poder. Nos olvidamos de nosotros mismos, reconocemos nuestra debilidad, y confiamos en que Dios hace la obra.
- Si cuestionas el ministerio de Pablo, cuestionas tu propia transformación.
- Si crees que no puedes obedecer, recuerda que Dios prometió cambiar tu corazón.
Pablo no presume suficiencia humana. Su confianza es que Dios lo hace suficiente. Este patrón se ve en Moisés, Abraham, Gedeón, Isaías, Jeremías. Todos se sintieron insuficientes, y Dios los capacitó.
Conclusión
La ley externa dada en tablas de piedra no pudo ser obedecida. El pueblo prometió obediencia y fracasó. El nuevo pacto pone la ley en el corazón. Ahora, por la obra de Cristo, podemos obedecer porque Dios nos da un nuevo corazón.
La Santa Cena celebra esto: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre” — Jesús. Solo los creyentes participan porque solo ellos han sido transformados internamente.
El evangelio tiene poder para cambiar, no es moralismo. Es la vida de Dios en nosotros. Así, Pablo muestra que su ministerio es genuino: los corintios son su carta. Dios escribe con el Espíritu en corazones humanos, no con tinta en papel, ni con cincel en piedra.
Esta transformación interna es la evidencia del verdadero ministerio apostólico de Pablo. Si ellos negaran su ministerio, negarían su propia transformación.
Dios se glorifica a través de nuestra debilidad, de nuestra insuficiencia, demostrándonos que Su poder se perfecciona en la debilidad. Por eso Pablo puede seguir adelante, predicando un nuevo pacto que da esperanza, poder y vida a todos los que ponen su fe en Cristo.