Porqué celebramos la Cena del Señor parte 2

De la serie: | 📖 (1 Corintios 11:17-34) | 🗓 28 / 1 / 24 | 🗣 | Compartelo:

Vamos a continuar con este tema de la Cena del Señor que comenzamos el domingo pasado.

Entonces, vamos a leer el texto y también vamos a repasar brevemente algo de lo que dijimos y que estudiamos juntos el domingo pasado. Dice el versículo 17 de Primera de Corintios 11:

«Pero al darles estas instrucciones, no los alabo porque no se congregan para lo bueno sino para lo malo. Pues en primer lugar, oigo que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes y en parte lo creo, porque es necesario que entre ustedes haya bandos a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados. Por tanto, cuando se reúnen, esto ya no es comer la cena del Señor, porque al comer cada uno toma primero su propia cena y uno pasa hambre, otro se embriaga. ¿Qué, no tienen casas para comer y beber, o desprecian la iglesia de Dios y avergüenzan a los que nada tienen? ¿Qué les diré? ¿Los alabaré en esto? No los alabaré.’ Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado, que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, después de dar gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de mí”. De la misma manera, tomó también la copa después de haber cenado diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto cuantas veces la beban, en memoria de mí”. Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga. De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo y entonces coma del pan y beba de la copa, porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón, hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos no seríamos juzgados. Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros. Si alguien tiene hambre, coma en su casa para que no se reúnan para juicio. Los demás asuntos los arreglaré cuando vaya».

Gracias Señor por tu palabra y gracias por la manera en que podemos meditar juntos sobre la profundidad de esta celebración que hacemos todos los domingos de la Santa Cena y te pedimos que nos ayudes a entender de una manera más clara qué significa realmente para cada uno de nosotros y cómo podemos honrarte a través de esa celebración en el nombre de Cristo Jesús, amén.

Entonces, este es un repaso de lo que vimos el domingo pasado. Como les decía, hay muchas preguntas que surgen de este texto, hay muchos temas que surgen de este texto. Es probablemente la descripción más detallada que tenemos de cómo se celebraba la Santa Cena en la primera iglesia, algunos detalles de cómo se daba, y entonces vamos a meditar juntos sobre eso.

Pero históricamente, en la historia de la iglesia, hemos visto diferentes maneras de interpretar el significado del pan y el significado de la copa, y eso lo veíamos el domingo pasado. ¿Qué es la Santa Cena?

Entonces, tenemos estas cuatro diferentes maneras de verlo. La primera es la transubstanciación, que como veíamos, tiene que ver con la transformación, no en apariencia sino en sustancia de los elementos, que es lo que cree la iglesia católica que sucede en la misa.

Número dos, veíamos la consustanciación, que dice que los elementos no cambian, pero Cristo está en, con y debajo del pan y el vino. Entonces, el sacramento sí es el verdadero cuerpo y sangre de Jesús. Esta es la posición luterana.

Número tres, veíamos que también algunos consideran esta presencia espiritual que se da en la Santa Cena, donde Cristo sí está presente en la santa cena espiritualmente, no físicamente, y por fe disfrutamos de una presencia especial del Señor cuando nos reunimos como un cuerpo. Esa es la manera de explicarlo de Juan Calvino, por ejemplo.

Y número cuatro, simplemente el aspecto memorial de la santa cena, del cual todos estamos de acuerdo, todas las diferentes posturas, porque sabemos que el texto dice que es en memoria. Entonces, sabemos que si hay un aspecto obviamente memorial de la Santa Cena y habla simplemente de los símbolos, o sea, símbolos memoriales solamente, son símbolos. Y entonces, veíamos que están estas cuatro.

El domingo pasado expliqué algunas razones por las que no creemos en la versión de transubstanciación y en la versión de consubstanciación, basados en Juan 6. Ya platicamos de eso el domingo pasado.

Número uno, por qué celebramos la santa cena para proclamar el evangelio. Y entonces veíamos que el evangelio nos apunta hacia atrás, hacia la gracia que experimentamos en el pasado, y nos apunta hacia delante, hacia la gracia que experimentamos en el futuro. Es decir, la muerte, eso está al final del versículo 26, proclaman la muerte del Señor Jesús hasta que Él venga. Entonces, ahí está la idea de ver hacia atrás y también ver hacia adelante hacia la segunda venida.

Bueno, entonces aquí les pongo los puntos, es acción de gracias, lo mencionado hoy en la mañana, eucaristía, eso es lo que significa cuando habla de que dio gracias, Jesús dio gracias y partió el pan, a eso se refiere.

Veíamos también el domingo pasado algo acerca de la manera en que la Pascua está conectada con la Santa Cena. Entonces hoy vamos a ver los últimos dos puntos acerca de por qué celebramos la Santa Cena y el primer punto que vamos a ver tiene que ver con vivir en santidad.

Y entonces, al hablar de vivir en santidad, estamos hablando de uno de los aspectos que nos lleva a entender la tercera y la cuarta interpretación de la Santa Cena. Entonces, queremos, ahora sí, tratar de definir qué es la Santa Cena, qué creemos que es la Santa Cena. Yo ya les adelanté el domingo pasado algo de lo que creo que este pasaje nos apunta, creo que es tanto punto número tres como también punto número cuatro.

Entonces, vamos a punto número tres, para vivir en santidad, pensarlo con estas flechas, viendo hacia atrás la muerte del Señor Jesús y viendo hacia delante su segunda venida, gracia en el pasado, gracia en el futuro, pero ahora en estos últimos dos puntos que vamos a ver para vivir en santidad, vamos a ver hacia adentro.

Y eso está en el versículo 27 y 28, de hecho, los leímos hoy en la mañana, meditamos algo acerca de esto. Dice el versículo 27: «De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo y entonces coma del pan y beba de la copa».

Entonces, ver hacia dentro, entonces estamos hacia atrás, hacia delante, hacia dentro, ¿cuál creen que va a ser el último punto? Hacia afuera, tenemos estos cuatro aspectos de la Santa Cena que representan lo que cada uno de nosotros tendría que estar pensando, meditando, y que es todo lo que encierra el sacrificio de Jesús cuando lo celebramos cada domingo.

Entonces, para vivir en santidad, tiene que ver con ver la Cena del Señor como un medio de gracia, como una manera que Dios nos da para poder ser santificados constantemente en nuestra vida como cristianos. Entonces, quiero leerles de una porción de el capítulo titulado ‘De La Santa Cena’ de la confesión de fe de Westminster, porque creo que aquí se resume bien qué es lo que podríamos entender acerca de la manera en que Dios nos santifica a través de la Santa Cena. Dice:

«Nuestro Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, instituyó el sacramento de su cuerpo y sangre, llamado la Santa Cena. Este sacramento debe ser observado en su iglesia hasta el fin del mundo, con el propósito de conmemorar perpetuamente el sacrificio de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes todos los beneficios de la misma, para su nutrición espiritual y crecimiento en Él. Ahí está una de las claves, para su nutrición espiritual y crecimiento en Él, para mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que le deben a Él, y para hacer un lazo y una garantía de su comunión con Él y de los unos con los otros como miembros de su cuerpo místico. Entonces es un aspecto místico acerca de la Santa Cena, de cómo hemos sido unidos todos en un cuerpo a través del sacrificio de Jesús. Los recipientes dignos al participar externamente de los elementos visibles de este sacramento, en ese momento también participan interiormente por la fe, real y verdaderamente, aunque no carnal y corporalmente sino espiritualmente, reciben y se alimentan del Cristo crucificado y de todos los beneficios de su muerte. Por lo tanto, el cuerpo y la sangre de Cristo no están carnal y corporalmente en, con o bajo el pan y el vino, sino que están real pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza para la fe de los creyentes, tal como los elementos lo están para sus sentidos externos. Entonces es tan real la presencia de Cristo en la santa cena como lo es que hay un pan y ahí está una copa. En ese sentido, no debemos dudar. Es real la presencia de Cristo. Claro que estamos hablando no de su presencia física, estamos hablando de su presencia espiritual».

Esto es la confesión de fe Bautista de Londres 1689:

«La Cena del Señor Jesús fue instituida por Él la misma noche en que fue entregado para que sea observada en sus iglesias hasta el fin del mundo, para que se haga memoria perpetua y se proclame el sacrificio de sí mismo en su muerte, para confirmación de la fe de los creyentes en todos los beneficios de esta, para su alimentación espiritual y crecimiento en Él, para un mayor compromiso de ellos en y con todos los deberes que deben a Él y para que sea un vínculo y una prenda de la comunión de ellos con Él y entre ellos mutuamente».

Y también la confesión de fe de Londres dice:

«Los que reciben dignamente esta ordenanza participando externamente de los elementos visibles en esta, también reciben y se alimentan internamente por la fe de una manera real y verdadera, aunque no carnal ni corporal sino espiritualmente de Cristo crucificado y de todos los beneficios de su muerte. El cuerpo y la sangre de Cristo, estando entonces no corporal ni carnal sino espiritualmente presentes en esa ordenanza para la fe de los creyentes, así como los elementos mismos lo están para sus sentidos externos».

Entonces todo esto lo saqué de estas confesiones históricas que hablan acerca de la manera en la cual Jesús está realmente presente y a través de la Santa Cena experimentamos el poder del Espíritu Santo santificador en nuestras vidas.

Y eso obviamente nos debe de hacer pensar en la profundidad de lo que representa para nosotros venir aquí cada domingo. Vamos a ver algunas cosas más sobre esto en un momento, pero también quiero que noten otro aspecto que está dentro del texto.

¿Qué es lo que habla el versículo 29? «El que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón, hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos no seríamos juzgados, pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo».

Y en el versículo 34 habla sobre cómo no reunirse para juicio, dice «Si alguien tiene hambre, coma en su casa para que no se reúnan para juicio».

Entonces, hay tres cosas que quiero que vean en el texto: disciplina, juicio y condenación, esos tres aspectos aquí en relación a la Santa Cena. Hay juicio cuando comemos y bebemos la santa cena indignamente. Sí, o sea, Pablo está diciendo eso, tengan cuidado de cómo participan porque eso puede conllevar juicio de parte de Dios en sus vidas. Entonces, tenemos que entender bien qué está pasando aquí para que entendamos cómo es que debemos de examinarnos a nosotros mismos y estar seguros de que la manera en que estamos participando de la cena no está trayendo juicio a nosotros.

De hecho, se acuerdan, el capítulo 10, Pablo había hecho una referencia a cómo «en Moisés todos fueron bautizados en la nube y en el mar, todos comieron el mismo alimento espiritual, todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía, la roca era Cristo» y vean el versículo 5, «sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos y por eso quedaron tendidos en el desierto».

Entonces, recuerden lo que le pasó al pueblo de Israel, que aunque estaban todos participando juntos de una misma bebida espiritual y había una comunión espiritual entre ellos, pero Dios juzgó a algunos de ellos de tal manera que murieron. Parece ser que este es el mismo tema que está regresando en la mente de Pablo aquí para decirnos, ah, y se acuerdan cómo el pueblo de Israel fue juzgado por Dios, tengan cuidado porque ustedes pueden ser juzgados por Dios de la misma manera.

Sin embargo, hay una clave muy importante, o sea, está diciéndoles, miren, no es que si tú tomas la Cena del Señor te vas a enfermar, si la tomas indignamente te vas a enfermar, o te vas a morir, no es inmediatamente esa la conexión. Puede ser que eso suceda, no es necesariamente que eso pase, o no es necesariamente que si estás enfermo es porque hiciste algo mal en relación a la Santa Cena, o que si te mueres es porque hiciste algo mal en relación a la Santa Cena.

Pero puede ser, eso dice Pablo, en el caso de ustedes Corintios, sí, algunos están enfermos, algunos han muerto porque toman indignamente la Santa Cena. Pero aquí está la clave que es súper importante de ver, que está en el versículo 32, que dice «cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados en el mundo». Entonces, lo que está diciendo Pablo acerca de algunos de los que han enfermado y han muerto a causa de tomar la Santa Cena indignamente, dice, es una manera en que Dios los ha protegido para que no sean condenados.

Es decir, hubo un juicio temporal para que no sufrieran un juicio eterno. No es interesante, porque pensaríamos, bueno, es que pues fueron condenados, por eso Dios los juzgó. Pero no es lo que está diciendo Pablo, está diciendo, no, Dios los detuvo antes de que pudieran seguir por ese camino de seguir tomando la Santa Cena indignamente e ignorando el verdadero significado que tiene en sus vidas.

Entonces, es muy parecido a la disciplina de la iglesia con los miembros, cuando vemos que una persona está viviendo en pecado y no se está arrepintiendo, es responsabilidad de la iglesia disciplinar a esa persona, sacarlo de la membresía y orar por su arrepentimiento, ya lo vimos en el capítulo 5, si quieren escuchar lo que creemos acerca de la disciplina de la iglesia, pueden ir a escuchar ese capítulo. En particular, Primera de Corintios 5, como lo que vimos acerca de ese caso que trató Pablo con ellos. Y hay algo parecido que está sucediendo aquí donde Dios dice, no, estos son, hay algunos dentro de la iglesia que para poderlos proteger porque son mis hijos, los voy a juzgar, los voy a disciplinar de tal manera que aún si tienen que morir, va a ser una manera de protegerlos para que no sigan yendo por un camino que los va a llevar a la destrucción.

Por otro lado, el versículo 19 dice, «porque es necesario que entre ustedes haya bandos», o sea, algunos que no toman la Santa Cena correctamente o no la celebran correctamente, «a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados». Se estaba pensando sobre esto, estos son, este pasaje nos lleva a pensar sobre varias implicaciones para la iglesia, donde digo, wow, es increíble, Dios está usando la Santa Cena en la iglesia para mostrarnos quiénes no son verdaderos creyentes.

Por un lado, porque no la toman en serio, no la consideran en serio, no participan de una manera que honra y glorifica a Dios por la obra del Evangelio en las vidas de las personas que están viniendo a participar. Sí, que qué interesante participar de esto juntos y no, no entienden las conexiones que hay con la obra transformadora de Dios en nuestros corazones, la transformación, la regeneración interna que Dios hace, entonces hay algunos que están siendo expuestos como no creyentes en su manera de participar de la Cena del Señor y hay otros que están siendo protegidos por Dios al ser juzgados por Dios porque están olvidando el verdadero significado de la Santa Cena pero son genuinos cristianos, no serán condenados.

Bueno, se me hace súper interesante pensar sobre eso, porque me hace pensar en la implicación este grupo aquí ahorita, cuál es la implicación, pues la implicación es que Dios es el que nos conoce bien, sabe quiénes somos de Él, quiénes no somos de Él, y Dios sabe cómo tratar con cada uno de nosotros, y a veces Dios tiene que ser un poquito más duro con algunos de nosotros que con otros en su disciplina.

Hebreos 12, como un padre que nos ama y nos disciplina para qué, para protegernos, sí, es como padres, probablemente tenemos esa misma experiencia, ¿no? Algunos de nuestros hijos requirieron un poquito más que otros, un poquito más de vara, lo que sea necesario Señor, lo que sea necesario para tratar conmigo personalmente, si tú ves un corazón rebelde en mí, si tú ves que me estoy desviando, por favor detenme, y si es enfermedad o es muerte lo que tienes que hacer para detenerme, hazlo, creo que eso es lo que está diciendo Pablo aquí.

Pero dice, pero examínense, examinen su corazón para que no tengan que ser juzgados por Dios de esa manera, tomen en serio estas advertencias para que Dios obre en sus vidas al venir a la Santa Cena de una manera digna, en donde sí están siendo santificados constantemente al acercarse a la cena del Señor.

Bueno, eso es en cuanto a este punto de disciplina, juicio y condenación. Entonces, la Santa Cena es un medio de gracia, que sí es memorial, es decir, sí recordamos lo que Jesús ha hecho por nosotros, sí estamos pensando en esa verdad, diciendo, Señor, recuerdo lo que tú hiciste por mí en la cruz, no solamente fue un evento histórico sino que también es un evento que tiene que ver con mi vida hoy, que tiene que ver con la transformación real de mi vida el día de hoy, en las decisiones que estoy tomando, en la manera en que veo las cosas, y al mismo tiempo me recuerda que si tú cumpliste tus promesas en el pasado y viniste por primera vez, también cumplirás tus promesas para el futuro y regresarás también nuevamente.

Y lo he dicho antes de esta manera, cada cena del Señor es una cuenta regresiva, eso es lo que es, cuenta regresiva, y no sé en qué número vamos, pero decimos, una Santa Cena menos antes de que el Señor regrese, una Santa Cena menos antes de que seamos glorificados y vivamos en su presencia perfecta y eternamente.

¿Qué tan seguido debemos hacerlo? Es una buena pregunta, porque aquí es donde diferentes congregaciones, diferentes denominaciones, lo hacen de diferentes maneras en cuanto a la frecuencia.

Creo que cuando Pablo dice en el versículo 17, «no se congregan para lo bueno cuando se reúnen como iglesia» cuando hace esas referencias, creo que Pablo está hablando del día domingo, especialmente, que esa es la referencia a la que está haciendo Pablo, es que cuando se reúnen, se están reuniendo, uno de los propósitos de la primera iglesia para reunirse era celebrar la Santa Cena.

Entonces, ¿qué tan seguido deberíamos de celebrar la Santa Cena? Eso es una buena pregunta, porque hay iglesias que lo hacen cada año, hay iglesias que lo hacen cada seis meses, hay iglesias que lo hacen cada mes, y como todos ustedes saben, nosotros lo hacemos cada domingo, y hay una razón muy simple para hacerlo cada domingo, que es, creo que esa es una de las razones por las que nos reunimos, o sea, para eso nos juntamos.

Entonces, si no celebramos la Santa Cena, estamos quitando uno de los elementos por los cuales nos reunimos. Creo que es bíblico pensar en hacerlo tan seguido como podamos como iglesia, cuando la mayor mayoría de los congregantes estemos juntos, entonces lo celebramos.

Creo que el hecho de que Dios instituyó que fuera pan y fuera vino, es, hay una conexión, y lo hemos visto, Juan 6 hacía esa conexión, pan espiritual, necesitamos de una manera en la que deberíamos de pensar sobre nuestro sustento, como pensamos sobre nuestro sustento cuando pensamos de pan físico. Entonces, si decimos, ¿qué tan seguido debemos hacerlo? ¿Qué tan seguido tienes que comer? Es algo que necesitas constantemente, o puedes pasar mucho tiempo y, ay, se me olvidó comer por varios días, no importa, eh, no, lo necesitamos, es parte de nuestro sustento, y nuestro mismo cuerpo nos recuerda que necesitamos comer.

Y de la misma manera, debería de haber algo dentro de nosotros, espiritualmente hablando, que nos recuerda, necesito comer espiritualmente, y la Santa Cena es un medio para comer espiritualmente, es un medio a través del cual Dios quiere santificarme, recordándome lo que Él ha hecho por nosotros y que no se me olvide, y que el hecho de que es algo físico es algo didáctico de parte de Dios, el hecho de que comemos una galleta física para recordarnos que así como comemos una galleta física, necesitamos a Jesús de una manera espiritual, y es un recordatorio vívido que tiene sabor en nuestra boca.

Y tomamos esa copita de jugo y es un recordatorio físico de lo que Jesús es para nosotros, o sea, tiene un significado enorme creo en la vida cristiana, y este texto nos muestra eso, comemos físicamente para recordar que necesitamos a Jesús como necesitamos la comida, nos reunimos los domingos para ser nutridos espiritualmente juntos, para que recordemos que lo que primeramente nos alimenta es la realidad del Evangelio, sí, entonces, sienten la necesidad de la comunión, y cuando digo las necesidades de la comunión, me estoy refiriendo a la santa cena, sienten es necesidad, dicen, sí, necesito ya participar de la copa del pan, necesito ya un recordatorio en mi vida de qué es lo que Jesús ha hecho por mí, y que sea real.

La pregunta número 81 del catecismo de Heidelberg dice, «¿Quiénes son los que deben participar de la santa cena?» La respuesta es, «tan solo los que se duelen verdaderamente de haber ofendido a Dios con sus pecados, confiando en ser perdonados por el amor de Cristo, y que las demás flaquezas quedarán cubiertas con su pasión y muerte, y que también deseen fortalecer más y más su fe y mejorar su vida, pero los hipócritas y los que no se arrepienten de verdad comen y beben su condenación».

Entonces, examinarse a sí mismo, ¿qué significa examinar qué tan perfecto eres, qué tanto has pecado? Eso significa examinarse a uno mismo, examinarse a ti mismo, examinarse a uno mismo significa examinar tu corazón arrepentido, examinar qué tan cerca estás de tu pecado delante de Dios y de tu necesidad de Él.

Entonces, la Santa Cena es una invitación abierta a todos los pecadores, a todos los que hemos fallado durante la semana, a venir arrepentidos aquí, a pedir perdón aquí juntos, y decir, Señor, te necesitamos porque somos pecadores, y necesitamos tu gracia, y necesitamos tu perdón, eso es un recordatorio.

Por eso es que los miembros esperan que los miembros participen constantemente y frecuentemente de la Santa Cena. Si tú eres miembro de esta iglesia, debes de estar en constante comunión con la iglesia a través de la cena del Señor. No esperamos que los miembros se abstengan por un tiempo largo, puede haber circunstancias extraordinarias que lleven a alguien a considerar que no debe participar por un domingo, pero esperamos que eso sea tan raro, tan una excepción realmente, que no estemos participando, circunstancias extremas.

Y por supuesto, eso es lo que implicaría la disciplina en la iglesia, sería una abstención de la participación de la Santa Cena, porque involucra esta idea de comunión y santificación, y justamente queremos protegerlos para que no participen indignamente, pero si solamente estamos conscientes de nuestro pecado y venimos con nuestro pecado en arrepentimiento delante de Dios, podemos participar. Ese es el único requerimiento en realidad, que estés arrepentido, que que digas, sí, soy pecador, necesito a Cristo, es lo único, y puedes venir a la Santa Cena, has fallado en la semana, pues sí, has fallado en la semana, has fallado en tus pensamientos y en tus acciones, sí, por supuesto que ha sucedido.

Pero, ¿cómo venimos delante de Dios para buscar su gracia? Bueno, a través de un medio de gracia, Dios te lo dio, es un regalo de Él para ti como su hijo y su hija. Entonces, nuevamente, tendría que ser algo muy extraño, muy raro, que alguien no esté participando de la Santa Cena si es creyente.

Vamos al último punto, que de hecho es donde empieza el texto, donde empieza y termina, tiene los dos. Es lo que llevó a Pablo a pensar de la Santa Cena en primer lugar. ¿Cuál es uno de los problemas, y lo vimos desde el capítulo uno? ¿Cuál es uno de los problemas centrales que Pablo ve en la iglesia de Corinto? La unidad, hay divisiones entre ellos, y y esto es lo que es más grave de toda esta situación en relación a la Santa Cena, ¿por qué la Santa Cena la celebramos? ¿por qué celebramos la Santa Cena?

Y este es mi último punto, pero creo que aquí otra vez es donde Pablo empieza, celebramos la Santa Cena para vivir en unidad. Pueden ver que Pablo les dice, «no se congregan, no los alabo, porque no se congregan para lo bueno sino para lo malo». ¿Por qué se congregan para lo malo? «Porque cuando se reúnen, hay divisiones entre ustedes y en parte lo creo»; o sea, tiene sentido el chisme sobre cómo son ustedes, porque los conozco, y dice, «porque es necesario que entre ustedes haya bandos, a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados. Por tanto, cuando se reúnen, esto ya no es comer la cena del Señor». O sea, es, ustedes han cambiado el significado de la cena del Señor, «porque al comer cada uno toma primero su propia cena y uno pasa hambre, otro se embriaga».

Bueno aquí está muy interesante lo que está sucediendo, porque en el primer siglo, en la cultura greco-romana y la cultura de Corinto de esa época, la importancia que tenían estos festines y banquetes que se hacían especialmente en los templos paganos es algo a lo que ellos estaban acostumbrados. Parece ser que muchos nada más están traduciendo eso hacia la iglesia y diciendo: “Así como hacíamos nuestras festividades y banquetes juntos, pues hacemos eso también en la iglesia”. Pero en la cultura corintia, parte de lo que sucedía en un banquete o una fiesta era que había una manera de mostrar tu estatus social. El tipo de comida que traías, la gente que invitabas, todo eso formaba parte de tu estatus social.

No es tan diferente en realidad a como es hoy, sería un poco como, ¿a qué restaurantes vas a comer? Hay ciertos restaurantes que solo cierta gente va, y otros a las fonditas y así, hay diferentes categorías que te dicen algo acerca de tu estado social, o le dicen a la gente. Entonces, hay un aspecto, y esto está en toda la Biblia, hay un aspecto de intimidad que se da en torno a comer juntos, ¿no es cierto? aún para nosotros hoy. Tenemos la cena de Acción de Gracias que es una cena especial, pero tradicionalmente también tenemos la cena de Navidad que se hace el 24 en la noche. Y no es interesante que dentro de ese contexto de una comida se puede sentir la unidad de los que están participando o también se puede sentir la disfuncionalidad.

Cuando nos juntamos con gente de la familia y de repente, se siente esa tensión al estar comiendo juntos porque se vuelve más evidente en ese tipo de convivio. Y parece ser que esto es algo de lo que está sucediendo en la iglesia de Corinto, la manera en que están participando de sus comidas, porque parece ser que lo que hacen es, pues vamos a comer y cuando comemos tenemos nuestra cena del Señor, vamos a celebrar la Santa Cena y después hacemos nuestro culto de adoración.

Entonces, recuerden que en ese tiempo se reúnen en casas, entonces pues, ¿quiénes son los anfitriones? Probablemente los que tenían más dinero dentro de la iglesia, porque se tenían las casas más grandes, y por lo tanto también hacían las festividades más elegantes de comer.

Entonces, vamos a reunirnos, sí, vengan, entonces invitaban a ciertas personas a su casa, comían, participaban en la santa cena, pero no pensaban en los demás, no pensaban, ah, bueno, ¿y qué hay de los que tienen que trabajar tarde porque no pueden llegar a la hora que nosotros nos reunimos a participar de la Santa Cena? Probablemente los de un estado social más bajo tenían que trabajar más tarde y no alcanzaban a llegar ni siquiera a la hora de la cena y de la comida que ellos hacían, pero no les importaba, decían: “Se lo perdieron, se lo perdieron”.

Entonces, a veces hasta parece ser que se quedan allí afuera, ni siquiera les toca comida ya cuando llegan, ah, ya acabamos, de hecho, ya comimos bastante bien al grado de que ya hay unos que están medio borrachos. Lo cual es una indicación de que no celebraban la Santa Cena con jugo de uva, lo celebraban con jugo de uva fermentado, vino.

Entonces, había un exceso, comían, se llenaban, se emborrachaban, no les importaba realmente quiénes estaban, mientras estuvieran sus amigos, eso era lo único que importaba, los que yo invité llegaron y somos los que nos llevamos bien. Entonces, había una división que se estaba marcando muy evidente dentro de la iglesia de Corinto, en donde los más pobres estaban quedando todavía más evidenciados como pobres porque no les tocaba participar con los demás.

Y entonces, Pablo siente esta frustración, donde dice: “Miren, es increíble que aquello que ustedes están celebrando, que es la Santa Cena, que debería de estar mostrando su unidad en Cristo, de hecho, se está usando para mostrar mayor división”. No puede ser, para Pablo, esto es una tragedia dentro de la iglesia de Corinto. Por eso dice: “¿Saben qué? Estarían haciendo más bien quedándose en casa. Hacen más daño en celebrar la Santa Cena de esa manera que si simplemente mejor se comieran en su casa, hagan lo que ustedes quieran en privado, pero no lo llamen la Santa Cena, porque la Santa Cena representa la unidad que hay en Cristo Jesús y eso tiene que verse entre ustedes”.

Estaba pensando que así es como uno se siente cuando se sube a un avión, ¿no?, y tienes que pasar por los de primera clase, ah, “Ah bueno, sí, y obviamente hay un sentido de, bueno, aquí está la cortinita, ¿no? Usted para allá, usted para acá”. Así me imagino a la iglesia de Corinto con este tipo de divisiones, donde no es evidente que todos están juntos, no es evidente que hay unidad en el cuerpo.

Hechos capítulo 16 muestra esta nueva comunidad como Dios la diseñó para existir, donde Lidia es convertida como una mujer de la región asiática, hay esta niña esclava que probablemente era griega, hay este carcelero de Filipos que era romano, y se empieza a formar una comunidad nueva de gente que es muy diferente una de otra.

¿Se han dado cuenta de eso?, ¿se han dado cuenta que la persona junto a ustedes no es como ustedes?, ¿se han dado cuenta que venimos de toda clase de trasfondos de educación, nuestras cuentas bancarias completamente diferentes probablemente en cuanto dinero hay en ellas? Hay tantos factores que diríamos, ¿deberíamos estar juntos?, este es el grupo de gente más raro que podrías juntar, pero el evangelio nos ha convertido en una nueva comunidad, aquellos que serían enemigos naturales ahora son familia.

Y este aspecto de vivir en unidad es algo que creo que tenemos que considerar seriamente acerca de lo que hacemos cada domingo en la Santa Cena, porque es vivir la gracia en comunidad. Esta es la razón por la cual no celebramos la Santa Cena en una boda, por ejemplo, que todos solo los novios participan y todos los demás nada más los ven, porque esto es algo que tenemos que hacer juntos como iglesia, es una ordenanza para nosotros como iglesia, y por eso Pablo cinco veces en este pasaje habla de cuando se congregan, cuando se reúnen como iglesia. La idea es que esta es la actividad que hacemos juntos en comunidad.

Ahora, hay algún aspecto de, porque estaba pensando sobre eso, que ellos se reunían para comer y celebrar la Santa Cena, lo hacían como que junto, como parte de una misma cosa, y Pablo hasta les dice, miren, ¿por qué no comen mejor en sus casas?, así no hay confusión de por qué vinieron, o sea, vienen a hacer algo específico, vienen a proclamar la muerte y la resurrección y la segunda venida de Cristo Jesús, que quede claro que no están viniendo nada más a saciar su hambre física, sino que vienen a saciar su hambre espiritual, y que lo hacen juntos, lo hacen pensando unos en otros, no nada más en cada quien sus propias necesidades y sus propios intereses, sino pensando en su hermano, el que está a un lado.

Y estaba pensando sobre esto, dice, pero sí, sí hay un aspecto obviamente de nuestra iglesia y esto lo sabemos de nuestra iglesia sobre la gran importancia y el gran valor que tiene el hecho de que comemos juntos. Lo hacemos cuando hay bautizos, pero también lo hacemos los domingos después de la iglesia, muchos a veces salimos a algún lugar y comemos juntos. ¿A dónde vas a ir, hermano, a comer? Ah, pues vamos a comer juntos, o ven a mi casa. Y sí está conectado, no lo hacemos dentro del servicio, como lo hacían los Corintios, pero sí lo hacemos como iglesia, como una práctica constante.

Lo cual me lleva a pensar, si no a veces se llegan a haber divisiones también en ese contexto, con quién comemos, como, bueno, estos son mis amigos con los que yo siempre como, pero hay gente que no necesariamente me sentiría cómodo comiendo con ellos. Está bien que nos veamos en la iglesia, pero para salir a comer después, no sé. Y miren, hermanos, se los digo porque tuvimos una situación, o sea, yo recuerdo esto perfectamente, estábamos en una reconciliación entre diferentes hermanos de la iglesia que habían tenido problemas, se habían tenido diferencias, y por fin después de estar hablando horas y hablando sobre lo que había sucedido y cómo se habían ofendido o lo que sea, se piden perdón, bueno, perdóname, te perdono, perdóname, te perdono.

Y luego le digo a una de las personas involucradas en esta reconciliación, le digo, bueno, sería bueno que pues ahora a lo mejor pueden comer juntos uno de estos días, y dice la persona, ah, no, así respondió, eso dijo, ay, no, ya, o sea, como que eso ya es demasiado, ¿no?

Entonces, hermanos, o sea, se los digo porque lo he visto, como, sí, estamos bien, pero no estamos bien, porque no podemos comer juntos, porque nunca te invitaré a mi casa, olvídalo, tú nunca vas a venir a mi casa por mi invitación, no. O sea, existe eso que pasa a veces dentro de la iglesia. Entonces, sí, cuando comemos juntos, manifestamos la unidad que Dios quiere que exista, que empezó, ¿dónde? En la Santa Cena.

Entonces, estamos juntos participando en la Santa Cena, no debería de haber nada que nos impidiera ir a nuestras casas, salir a comer después de la iglesia juntos. Y hermanos, entonces, si hay alguien al que tú no te sientes es cómodo invitando a tu casa o saliendo a comer, probablemente debería ser la próxima persona que invites, porque ese es el problema aquí. Ese es exactamente el problema, ¿cómo puede ser que participen de la Santa Cena juntos, pero entre ustedes haya divisiones, cómo puede ser? dice Pablo. La Santa Cena representa unidad. Bueno, ahora ya sé, si me invitan ahorita a comer…

Hermanos, aquí está. Versículo 22, «¿Qué, no tienen casas para comer y beber o desprecian la iglesia de Dios y avergüenzan a los que nada tienen?»

Estaba meditando sobre esta pregunta y es increíble pensar que si tú le hubieras preguntado a alguno de estos corintios, ¿tú desprecias la casa de Dios?, ¿tú desprecias la iglesia?, yo creo que ninguno de ellos te hubiera dicho que despreciaba la iglesia, ¿desprecias la iglesia de Dios? No desprecio la iglesia de Dios, me encanta ir a la iglesia de Dios, la pasamos super bien ahí, comemos y platicamos y tomamos nuestro vino y, ay, me encanta ir a la iglesia.

Pero Pablo dice, ¿qué están haciendo?, despreciando la iglesia de Dios. Lo cual significa que te puede encantar ir a la iglesia y aún así despreciar la iglesia porque no entiendes lo que significa realmente, eso no es un club social, eso no es nada más lo que es, ahí nos juntamos porque nos gusta hacer cosas juntos, nos juntamos para proclamar la transformación que el evangelio ha hecho en nuestras vidas juntos, eso es lo que estamos aquí haciendo cada domingo.

Entonces, no debemos de tratar a la iglesia como algo menos de lo que es, ¿qué debemos estar pensando cada vez que nos reunimos? Que estamos viviendo en unidad a través de la comunidad.

Tomando el discernimiento del que habla Pablo en el versículo 29, fíjense bien, esto es interesante, eso es algo nuevo que aprendí sobre el pasaje al meditarlo, creo que cuando Pablo dice, porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, cuando dice el cuerpo del Señor, creo que hay un doble significado ahí, no creo que Pablo solamente está pensando del cuerpo del Señor sacrificado por nosotros, también está pensando del cuerpo del Señor que es su iglesia, porque vean lo que dice después más adelante en el capítulo 12, versículo 13, ah, usa estos estos términos: «pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu».

Así que pueden ver, el cuerpo está siendo usado como una manera de de hablar de la iglesia. Entonces, comer y beber sin discernir que correctamente el cuerpo del Señor en su sacrificio, pero también el cuerpo del Señor en lo que significa estar unidos como el cuerpo del Señor, eso es creo que lo que Pablo tiene en mente, y de esa manera no despreciamos la iglesia de Dios.

Así que, próximo domingo vamos a participar nuevamente de la Santa Cena, ¿qué hacemos? Miramos hacia atrás, sacrificio de Cristo, miramos hacia delante, Su segunda venida, miramos hacia dentro al examinar nuestros propios corazones, y miramos hacia fuera al ver el cuerpo que Dios nos ha dado como su iglesia local para vivir en unidad.