Solo a Dios la gloria
De la serie: 1 Corintios | 📖 (1 Corintios 10:23-11:1) | | 🗣Nathan Díaz | Compartelo:
Transcripción
Primera de Corintios, capítulo 10, versículos 23 hasta el capítulo 11, versículo 1.
Recuerden que las divisiones de capítulos y versículos no son parte del texto original; eso fue agregado después. Entonces, a veces se divide un poquito raro la manera en que un texto está estructurado, y cómo está en los capítulos no siempre es igual. Entonces, hoy vamos a llegar hasta el 11:1 y dice:
«Todo es lícito, pero no todo es de provecho; todo es lícito, pero no todo edifica. Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo. Coman de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay. Si algún incrédulo los invita y quieren ir, coman de todo lo que se les ponga delante sin preguntar nada por motivos de conciencia. Pero si alguien les dice: “Esto ha sido sacrificado a los ídolos”, no lo coman, por causa del que se lo dijo y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay. Quiero decir, no la conciencia de ustedes, sino la del otro, pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia ajena? Si participo con agradecimiento, ¿por qué he de ser censurado a causa de aquello por lo cual doy gracias?’ Entonces, ya sea que coman, que beban o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios. No sean motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios. Así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos para que sean salvos. Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo».
Oración:
Señor, gracias por tu palabra y bendice la meditación que vamos a tener en ella hoy. Queremos vivir para tu gloria; queremos que todo lo que hagamos sea para ti, en el nombre de Cristo Jesús, amén.
Entonces, hemos estado viendo que en los capítulos 8, 9 y 10. En realidad, Pablo ha estado tratando este tema de lo sacrificado a los ídolos, y hoy llegamos a la conclusión. Si no han escuchado los estudios previos de los otros capítulos, sería bueno que en algún momento los escuchen para tener todo el contexto de lo que está diciendo Pablo y de lo que quiere instruir a la iglesia de Corinto en cuanto a estos choques, estas divisiones que hay entre ellos, pues porque hay diferentes niveles de madurez, hay diferentes trasfondos culturales, sociales y todo eso trae conflictos entre los miembros de la iglesia, trae división.
Y ya leímos este texto de cómo va a concluir Pablo esta sección en cuanto a lo sacrificado a los ídolos con unos puntos muy prácticos, pero el versículo 31 es probablemente el más conocido, y por buena razón, constantemente estamos citando este versículo. Y creo que este versículo 31 realmente resume el corazón de todo lo que ha tratado de decir Pablo hasta este punto en cuanto a por qué es importante la unidad de la iglesia, por qué es importante que aprendamos a amarnos unos a otros, por qué es que queremos alcanzar a la mayor cantidad de gente posible, queremos que más personas sean salvas…¿por qué? Porque queremos que Dios sea glorificado en nuestras vidas y ese es el objetivo final de todas las cosas, esa es la meta final, es la gloria de Dios.
Entonces, vamos a partir de ahí; el versículo 31 es la base de toda esta sección, y queremos entender cómo el versículo 31 nos informa, y lo pueden ver con la primera palabra que dice el versículo 31, ‘entonces’, o sea, por lo tanto, ya que hemos visto todos estos puntos acerca de lo sacrificado a los ídolos, cómo interactuar unos con otros, el fin es que Dios sea glorificado, ese es el fin de la manera en que nosotros podemos vivir como un cuerpo, amándonos unos a otros, cediendo nuestros derechos por amor a otros. Bueno, hemos estado hablando de eso ya por muchas semanas.
Así que, punto número uno, quiero nada más regresarme y establecer el fundamento para lo que vamos a estar hablando, y es esta pregunta, esta frase de “a Dios sea la gloria ” y “todo para la gloria de Dios”. Es una frase que usamos tanto que es muy probable que normalmente no pensemos en lo que realmente implica esa frase y que no entendamos la profundidad contenida en esa frase.
Entonces, mi primera pregunta para ustedes hoy, y lo que quiero que meditemos juntos, es: ¿Qué es la gloria de Dios? Cuando decimos “la gloria de Dios”, que “Dios sea glorificado”, “solo a Él sea la gloria”, “ya sea que coman, que beban o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”, bueno, no vamos a poder hacer eso si no entendemos qué es la gloria de Dios.
Y gloria, básicamente, es una palabra que implica peso, algo de peso, algo que no se mueve fácilmente, algo que tiene fundamento. Entonces, pueden imaginarse algo extremadamente pesado. Cuando describimos algo con la palabra gloria, nuestra sociedad, en general, no entiende este concepto, creo, porque lo hemos usado para cosas muy superficiales a veces.
“Ay, qué gloriosas ofertas hay en el buen fin!” A veces, a veces, este término se toma o se usa de una manera muy ligera. ¡Glorioso! ¿Qué es realmente glorioso? C.S. Lewis, en su libro ‘El Problema del Dolor’, habla acerca del concepto de la gloria de Dios, y creo que este concepto es importante entender: que cuando hablamos de la gloria de Dios, estamos hablando de sus atributos y estamos hablando de cómo son reflejados esos atributos hacia nosotros. Cómo los percibimos nosotros, eso es la gloria de Dios.
Ahora, solo para aclarar, no es que cuando decimos “vamos a dar gloria a Dios”, nunca estamos diciendo que de alguna manera nosotros vamos a hacer que Dios sea más glorioso. Lo único que estamos diciendo cuando decimos “vamos a dar la gloria a Dios” es que “vamos a reconocer lo que estamos viendo de Él, lo que contemplamos acerca de Él”. Eso es darle la gloria a Dios, es reconocer, nada más.
Entonces, y he puesto este ejemplo antes, ustedes probablemente lo han escuchado, que cuando vemos a un bebé recién nacido, la reacción casi es universal, especialmente entre las mujeres que lo ven. ¿Cuál es? “¡Ah!” Esa es la reacción.
No, bueno, no les tengo que decir que ese bebé no se hace más hermoso de repente porque se expresaron así. El bebé sigue siendo exactamente igual. Lo único es reconocer lo que está delante de nosotros. Eso es, como funciona con Dios. Dios no obtiene su gloria de nosotros; simplemente, nosotros podemos contemplar e ir entendiendo aspectos de su gloria conforme vamos entendiendo y meditando sobre las verdades que la palabra nos muestra y las verdades que experimentamos en nuestras vidas acerca de Él.
Entonces, C.S. Lewis, que escribió este libro ‘El Problema del Dolor’, él dice en ese libro: “Un hombre no puede disminuir la gloria de Dios al rehusarse adorarlo, más que un lunático puede apagar el sol al escribir la palabra oscuridad en las paredes de su celda”. ¿Entienden? “Un hombre no puede disminuir la gloria de Dios al rehusarse adorarlo, más que lo que un lunático puede apagar el sol al escribir la palabra oscuridad en las paredes de su celda”. Son unas analogías sumamente informativas y brillantes, creo yo, acerca de lo que significan estos conceptos tan profundos y teológicos.
¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿No son esas las preguntas más importantes que podemos hacernos? De todas las preguntas que tú te puedes hacer en tu vida, ¿no es la pregunta más importante la pregunta existencial de quién soy? ¿Por qué existo? ¿Se han hecho esa pregunta realmente, tratando de entender lo que hay en esencia? Son preguntas ontológicas acerca de nuestro ser, qué implica que somos seres humanos.
Y aquí está, hoy vamos a meditar sobre parte de esta respuesta: ¿Qué significa nuestra existencia? ¿Para qué existimos? Para la gloria de Dios.
La Confesión, el Catecismo Menor de Westminster, comienza con esa pregunta. Es la primera pregunta que deberías de aprender si quieres estudiar un buen catecismo. Puedes estudiar ese; hay un libro sobre catecismo de Westminster, y comienza con la pregunta: ¿Cuál es el fin principal de la existencia del hombre? Es la más grande de las preguntas que tú te puedes hacer en relación a tu existencia. ¿Cuál es el fin principal de la existencia del hombre? El fin principal de la existencia del hombre es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre. Esa es la razón de tu existencia; de eso se trata tu existencia.
Entonces, ¿qué es la gloria de Dios? Son sus atributos desplegados. También es el fin del hombre, es la razón de nuestra existencia y, por lo tanto, también es la razón de nuestra redención. Si tú y yo somos salvos, somos salvos para la gloria de Dios, como dice Isaías 43:7, “A todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho”. Dios dice: “Yo he creado todas las cosas para mi gloria” y es lo mismo que expresa Romanos 11:36, “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
Entonces, mientras tú no entiendas esta verdad, mientras tú no experimentes esta verdad, tú vas a estar viviendo para cosas para las cuales no fuiste realmente creado, y por lo tanto, son cosas temporales y, por lo tanto, son cosas que te van a dejar anhelando más. También, como dice C.S. Lewis: “Si en este mundo no encuentro nada que pueda satisfacer los anhelos que hay en mi vida, entonces es muy probable que fui creado para otro mundo”. Esa es la realidad de nuestra existencia en relación al evangelio: es que podemos encontrar una razón para vivir que trasciende esta vida, que trasciende incluso los siglos de los siglos hacia la eternidad, donde vamos a contemplar cada vez más y más la gloria de Dios.
¿Y cómo vivimos entonces nuestra vida ahora? Bueno, la vivimos como lo describe John Piper en su libro ‘Sed de Dios’. Tiene otro título ahora, la versión que va a salir. ‘Deseando a Dios’, y esa es la premisa del libro: es que Dios es más glorificado en nosotros mientras más nosotros encontremos nuestra satisfacción en Él. Nuestra satisfacción en Dios es lo que glorifica a Dios en nuestras vidas, y por lo tanto, hemos sido redimidos para poder encontrar nuestra satisfacción en Dios, que Él sea el tesoro de nuestras vidas.
Bueno, dije todo eso como introducción porque creo que es importante entender este concepto de gloria porque es que Dios hace todas las cosas para su gloria. ¿Es Dios un Dios egocéntrico y vanidoso que nada más quiere todo para Él y que no quiere compartir con nadie más su gloria? La gente que es así nos cae mal, y entonces hay gente que también no quiere al Dios de la Biblia por esa razón, porque dicen: “Ese tipo de Dios no me cae muy bien. ¡Adórenme a mí, alábenme a mí!”
Pero nosotros argumentaríamos, en base a la Palabra de Dios, que de hecho, cuando Dios quiere su propia gloria y nos dice que lo reconozcamos a Él y reconozcamos su gloria, de hecho, es lo más amoroso que puede hacer Dios, porque ¿qué mejor hay que su gloria? Nos está dando lo mejor que tiene, Él mismo se está dando a nosotros. Eso es el evangelio, y por eso es que la gloria de Dios, la manifestación de la gloria de Dios en nuestras vidas, es el acto más amoroso de Dios para su pueblo.
Bueno, eso podría ser un sermón mucho más largo nada más hablando de la gloria de Dios, por supuesto, la Biblia está llena de esto. Pero vamos al texto, y es una sola pregunta que quiero hacer entonces en relación a este texto, que es la siguiente: ¿Cómo glorificamos a Dios?
Ya les empecé a dar algunas pistas, pero en este texto, Pablo de hecho va a desarrollar unos puntos muy prácticos sobre cómo glorificamos a Dios. Y eso es un sermón, no todos los sermones son tan fáciles de aplicar; este es uno que sí es muy fácil de encontrar toda clase de aplicaciones. Cuando yo estaba meditando, estaba pensando en ejemplo tras ejemplo tras ejemplo de lo que está tratando de comunicar Pablo aquí. Así que quiero pensar en estos ejemplos junto con ustedes.
En primer lugar, la gloria de Dios, como ya decía, Dios es más glorificado en nosotros cuando nosotros encontramos mayor satisfacción en Él. Encontramos ese principio que es vertical, es yo encuentro mi satisfacción en Dios y eso hace que Dios sea glorificado en mi vida, pero la consecuencia inevitable de eso es que también va a afectar mi manera de relacionarme con otros.
Si yo, la manera en que yo veo a las otras personas es la manera en la cual yo voy a poder reflejar que mi satisfacción está en Dios y que quiero que Dios sea glorificado, entonces, por ejemplo, cuando Pedro está con Jesús en Juan 21, ¿se acuerdan? ¿Y qué le dice Jesús? “Pedro, ¿me amas?” “Sí, señor, claro que te amo”. ¿Y cuál es la respuesta que Jesús le da en relación a la respuesta de Pedro? El mandamiento: “entonces, apacienta mis ovejas”. O sea, ¿cómo vas a mostrar que me amas? Esa es la pregunta. ¿Cómo vas a mostrar que encuentras profunda satisfacción en Dios? En cómo amas a tus hermanos. Si tú no estás pudiendo amar a tus hermanos, probablemente no estás también encontrando satisfacción profunda en Dios.
Si tú no puedes amar bien a la gente, probablemente no estás amando bien a Dios o entendiendo bien su amor en tu vida. ¿Entienden la conexión?
Primera de Corintios 13 va a ser un poco más adelante en nuestro estudio, pero ya conocen Primera de Corintios 13: el amor no busca lo suyo. Entonces ahora sí, aquí estamos en el texto: “Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica”. Recuerdan que esto ya apareció en el capítulo 6, versículo 12. Pablo ya había mencionado esto, ya lo estudiamos, algunas de las implicaciones de “todo me es lícito”.
Y si recuerdan, cuando estábamos meditando sobre eso, veíamos que Pablo está repitiendo una frase que parece ser que ellos repetían todo el tiempo, porque originalmente escucharon que Pablo la dijo. Entonces Pablo la dice un día, y esa frase me gusta, y Pablo la dijo, y entonces todo el tiempo están repitiendo esto como un mantra: “todo me es lícito, todo me es lícito, todo me es lícito”. Porque recuerden, hay dos lados y en toda iglesia hay dos lados: un lado un poco más legalista y un lado un poco más liberal. Un lado que le gusta más reglas de cosas que no pueden hacer y un lado que le gusta más reglas de cosas que sí pueden hacer. Eso es con lo que se encuentra Pablo.
Entonces, recuerden que Pablo está citando esto de “todo me es lícito” como una corrección, como una aclaración. Sí, todo me es lícito, está bien, pero hay algunas cláusulas que tenemos que tomar en cuenta. Una de ellas es “no todo es de provecho”, otra de ellas es “no todo edifica”. Y recuerden, obviamente, cuando Pablo dice esto, y todo esto, con todas estas implicaciones de lo que vamos a estar viendo del texto, tienen que ver con cosas que no son una prohibición en la Biblia. O sea, “todo me es lícito” no está hablando de algo que la Biblia explícitamente prohíbe, como “me es lícito robar” o “mentir”.
No, este concepto que Pablo está manejando cuando habla de “todo me es lícito, pero no todo es de provecho, todo me es lícito pero no todo edifica”, está hablando de cosas en donde no hay un pasaje específico que nos diga sí o no. Y muchas cosas en la vida cristiana son así, ¿no es cierto? Muchas cosas en la vida cristiana no es que “ahí está tajante, como si lo haces, estás en pecado, y si no lo haces, entonces sí estás bien”. Hay muchas áreas en la vida cristiana que son de discernimiento y de trabajar juntos en cómo tomar esas decisiones. “Voy a esta escuela o no voy a esta escuela, me caso con esta persona o no me caso con esta persona, vivo en este país o vivo en este país”. O sea, son decisiones que estamos tratando de tomar que no es que están, no es que vamos a abrir nuestras Biblias y de repente ahí va a estar la respuesta como un mensaje del cielo para nosotros. Hay discernimiento juntos de cómo tomar estas decisiones.
Entonces, estos son principios sobre cómo tomar esas decisiones. Entonces, ¿cómo glorificamos a Dios? Está en el versículo 24, la primera manera en que glorificamos a Dios dice: “nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo”. Ahí está el principio, y no es tanto que, o sea, más para aclarar, porque hay otros pasajes como el de Filipenses 2 también que nos mostrarían que no es que no buscamos en absoluto nuestro propio bien. Sí buscamos nuestro bien, por supuesto. También nosotros, es más bien cómo priorizamos nuestro propio bien por encima del de los demás o cómo priorizamos el bien de los demás por encima de nuestro bien. Es la idea de cómo lo está explicando Pablo: nadie busque su propio bien como su meta final, como su prioridad, sino más bien busquen el bien del prójimo. Ese es el principio, y esto es lo que glorifica a Dios en la mente de Pablo.
Entonces, ¿cuáles son las dos categorías de personas que dijimos que hay en Corinto y aquí también? Legalistas y libertinos, suena un poquito más agresivo, ¿verdad? Y sí, hay entonces, ¿cómo trabajamos con estos dos grupos? Y Pablo va a lidiar con los dos grupos. Ah, y fíjense el tema que es que está aquí, ¿se acuerdan cuál es el tema? Lo sacrificado a los ídolos. Ah, y entonces hay toda una clase de… Bueno, hay toda una clase de… Varios problemas aquí, ya lo ya lo vimos, voy a nada más darles un recordatorio.
En los templos paganos es donde la mayoría de la carne pasaba en algún momento por los templos paganos, ya sea que se usaba en el momento del sacrificio mismo, era la carne que se daba a los sacerdotes, o era la carne que después se usaba para diferentes festividades dentro del templo, o era la carne que después se vendía a los mercados a un muy bajo costo que la gente podía comprar. Entonces, la mayoría de la carne que tú comerías probablemente venía ¿de dónde? Pues del templo… la mayoría.
Entonces, ¿qué haces? Pues o te haces vegetariano, “yo no como carne para nada”, lo cual para algunos de nosotros no es opción, decimos, “eh, no sé”. Y creo que a la mayoría de los de Corinto así les gustaba su carne. O te vuelves extremadamente irritante al preguntar todo el tiempo, “¿y esta carne, de dónde vino?”, y “¿pueden decir cuál es su origen?”, y claro, hoy en día estamos acostumbrados a que nos digan el origen de todo lo que compramos, pero ahora ya está de moda, eh, bien empaquetado y te dicen, “mira, este es orgánico, eh, no usamos pesticidas y no usamos…”.
Quieren darte todo el trasfondo del origen y el otro día estaba viendo esta carne en la tienda, extremadamente cara, se llama kobe, carne kobe, que es algo japonés, así es… Son vacas japonesas. Ah, por eso son caras en primer lugar, imagínense traerlo desde allá, pero te explican en el paquete, yo estaba viendo el paquete, y decía, “estas vacas se les dio de tomar cerveza, pues para que se relajen y además para que les diera más hambre y comieran mejor”, y no nada más eso, sino que “también las masajeamos todos los días, y eso también las relaja, eh, con su vino de arroz”… con sake, sí. “Y entonces están en sus espacios así que no se mueven mucho, entonces es carne muy marmoleada; y bueno, además les ponemos música clásica mientras están comiendo”. Imagínense, o sea, estas vacas les va mejor que lo que me va a mí normalmente en un día de comer y de descansar. Bueno, es muy caro, ya me estoy desviando aquí.
Esos son los productos que nos venden con toda esta información original, pero imagínense en ese tiempo, van al mercado, ahí está la carne, no saben de dónde viene, y la gente tiene esta duda en su corazón sobre si debe de comer esta carne o no. ¿Pueden entender la lucha que esto generaría para algunos? Entonces, Pablo, Pablo va a hablarle primero a los legalistas, sí, versículo 25, a ver, legalistas de Corinto: El problema no es el contenido, es el contexto. Entonces, como ya vimos también el domingo pasado, el problema no es la comida, es el ídolo. Ese es realmente el problema. Entonces, pueden ver cómo él anima a la gente y diciéndoles, “coman de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia”, y aquí cita del Salmo 24, “porque del señor es la tierra y todo lo que en ella hay”.
Y luego el versículo 27 dice, “si algún incrédulo los invita y quieren ir, coman de todo lo que se les ponga delante sin preguntar nada por motivos de conciencia”. Entonces, estos dos versículos, pueden ver, bueno, tres versículos, 25, 26, 27, Pablo está tratando con los legalistas y les está diciendo, hermanos, simplemente sean agradecidos con Dios por lo que está proveyendo para ustedes en ese momento. No tienen que andar preguntando de dónde viene la carne, y si fue sacrificada a ídolos, ustedes nada más coman. No se afanen demasiado por estas cosas, de tal manera que puede ser un problema porque se obsesionan tanto con los detalles tan pequeños. Están haciendo estas cosas tan pequeñas como algo grande, cuestionando todo. A veces, lo que glorifica a Dios es que te calles. A veces eso es lo que más glorifica a Dios.
Primera de Timoteo 4:4 dice: “porque todo lo creado por Dios es bueno, y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias, porque es santificado mediante la palabra de Dios y la oración”. A veces estamos tan obsesionados con cosas tan insignificantes. ¿No es cierto? A veces, las cosas materiales se vuelven tan importantes para nosotros. Tenemos que preguntarnos, ¿por qué me enojo tanto si esto solo son cosas materiales, si solo son cosas físicas? Y no tengo que hacer de esto un verdadero problema.
Bueno, van a tener que perdonarme porque les dije que pensé en muchos ejemplos de estas cosas, y no quiero ofender a nadie, pero probablemente lo voy a hacer. No aquí, pero en YouTube, seguro. Porque cuando estaba pensando en esta parte sobre legalismo, estaba pensando en Navidad, estaba pensando en cómo todo este debate sobre si la Navidad es pagana o no, si el arbolito es pagano o no, eso es un debate que supuestamente estamos teniendo nosotros entre cristianos. Pero, ¿cómo afecta eso nuestras interacciones con los no cristianos si eso es un tema tan importante para nosotros? Porque, ¿entraría a la casa de alguien y diría, ‘ahí tiene su arbolito, ¿no sabes que el arbolito es pagano?’ No estoy seguro de cómo funcionaría esa interacción muy bien con alguien que no es creyente. ‘¿No sabes que el origen en la Navidad es puro paganismo y adoración a otros dioses?’ No estoy seguro de que entenderían de qué estoy hablando. ‘¿Qué? Pues a mí me gustó este arbolito, y pues por eso lo tengo, le puse sus lucecitas. Pero yo nunca pensé en esto como algo pagano, nunca. No estoy adorando al arbolito’.
Entonces, honestamente, estaba leyendo el texto y estaba pensando eso. Creo que esa sería la crítica de Pablo hacia algunos cristianos. ‘A ver, si ves un arbolito, tranquilo, no pasa nada. Dios hizo los arbolitos. ¿Y por qué no lo y…?’ Van a ver que este texto está en cómo compartimos nuestra fe con otros, y hemos hablado, ¿se acuerdan? Hicimos esta obra de los tres árboles, y queríamos decir: ‘Miren, es que hay una manera en la cual los árboles cumplieron una función dentro del Ministerio de Jesús’. Y esta es una fábula que ilustra eso, y si no la han escuchado, escúchenla. La grabamos hace unos años, está ahí en los programas de clasificación A, la subimos como audio, como un radiodrama.
Y la meta que teníamos con eso era que un arbolito te puede servir como una manera de compartir el evangelio, porque dice: ‘¿Has escuchado la fábula de los tres árboles?’. Probablemente te van a decir que no. Y entonces tienes la oportunidad de llevarlos al evangelio a través de hablar de los árboles. No les voy a dar toda la historia porque me voy a tardar mucho en eso, pero búsquenlo. Tenemos muchos libros aquí en la librería que hablan de la Navidad y el verdadero significado de la Navidad. Queremos aprovechar estos momentos en los cuales la gente está celebrando, está de vacaciones y de alguna manera sí tiene en mente que Jesús un día nació, y queremos aprovechar eso para llevarlos a Cristo, y no simplemente buscar un problema en todo lo que nos rodea que no nos gusta como cristianos.
Y entonces, me subo al transporte público, ‘¿Y qué música traen? Ay, quita ese reggaetón porque mis oídos santos no pueden escuchar’. O sea, hay ciertas actitudes como cristianos que no… Tranquilos. Estamos tratando de tener oportunidades de hablar con la gente acerca del Evangelio, y a veces hay puentes que podemos crear sin hacer estas barreras innecesarias.
Y ya también he dicho esto antes, pero ese es el principio: asegúrate que te odien por el evangelio, no porque eres odioso. Entonces, eso es para los legalistas.
Para los liberales, es esto. ¿Es una manera de glorificar a Dios ejerciendo nuestra libertad en Cristo, sabiendo que Dios hizo todas las cosas y que tenemos libertad de hacer muchas cosas y que no necesariamente tenemos que ver algo malo en todo lo que nos rodea, especialmente cómo interactuamos con una sociedad que no es cristiana? Pero al mismo tiempo, está el otro lado. ¿Cuál es el otro lado? Versículo 28. Por eso dice, “pero si alguien les dice, esto ha sido sacrificado a los ídolos, no lo coman por causa del que se lo dijo y por motivos de conciencia. Porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay”.
Otra vez, Dios nos da todas las cosas, y si todas las cosas vienen de Dios, entonces todas las cosas deben de ser para su gloria. Y a veces la manera en que podemos recibir ciertas cosas no glorifica a Dios porque está directamente conectado a algo que sí es explícitamente pagano, y nuestra manera de participar con esas personas se convierte en piedra de tropiezo porque dicen, “Ah, entonces tú como cristiano, ¿tienes…? No sé cuál es la diferencia. Tienes los mismos valores que yo tengo”. Entonces, a veces nuestra libertad no comunica correctamente qué tan importante es para nosotros Dios y no comunica que estamos poniendo primero a los demás, que estamos amando a otros al ceder nuestros derechos.
Entonces, estaba pensando en algo que pasa ¿cuándo?… ¿Es el próximo año? ¿El Mundial? ¿Cuándo es? Si es el próximo año, no, no es 2024, el mundial. Bueno, no sé cuándo es el mundial, pero ya viene, y todos los años es igual. Ayer, ayer jugó, ayy, estoy hablando de fútbol porque también aquí hay colombianos y para los colombianos también es importante el fútbol. ¿Saben qué no me gusta del mundial? Que de repente México gana, no me gusta, porque tantito ganan y todos se vuelven locos. Inevitablemente, si llegan a octavos de final, que es lo más que hemos llegado, ese partido se juega en domingo, domingo en la mañana a las 10 de la mañana, y de repente entramos en un conflicto. ¿Por qué? Porque todos dicen, “Ah, todo me es lícito, ver fútbol me es lícito, no ir a la iglesia”. Y los pobres pastores, conscientes de eso, hasta dicen, “¿qué hacemos con nuestra reunión? Nadie va a estar, nadie va a estar escuchando lo que vamos a decir”. Entonces, mejor movemos el horario, mejor cambiamos el horario de la reunión para que la gente pueda ver tranquilamente su partido.
Bueno, tenemos libertad para hacer eso como cristianos, podrías decir que sí, podrías decir, “Bueno, pues sí, todo me es lícito”. ¿O sea, hay algo sobre la selección mexicana en la Biblia? Sí ¿Sabían que sí? Es el libro de Lamentaciones. Pero bueno, eso es otro tema, no, no hay nada sobre la selección mexicana en la Biblia. Entonces, tenemos esta libertad de nuestra conciencia de cómo, cómo lidiamos con estas cosas y cómo comunicamos a una sociedad que sí idolatra el fútbol y que sí es pues uno de sus máximos tesoros. ¿Cómo comunicamos que, aunque nosotros sí lo podemos ver y tenemos la libertad para hacerlo, no tenemos las mismas prioridades que ellos? Sí, y que no vamos a mover el horario de nuestro servicio para ver un partido de fútbol porque esto es más importante. ¿Cómo comunicamos eso? Me parece que si movemos el horario para acomodar eso, estamos comunicando que nosotros tenemos los mismos ídolos que ellos tienen y que valoramos las mismas cosas que ellos valoran, y no creo que sea de beneficio. Creo que ese es el tipo de cosas que Pablo está tratando de mostrarnos y por eso es que me vienen a la mente estos ejemplos tan fácilmente porque sí podemos identificar las cosas en nuestras vidas que se han convertido en ídolos en nuestras vidas.
Ejerciendo nuestra libertad glorificamos a Dios y ejerciendo restricción también glorificamos a Dios. ¿Saben? Ya lo hemos hablado pero, ¿saben qué es lo que nos hace verdaderamente libres cuando con toda la libertad podemos decir no voy a hacer esto que yo sí podría hacer si quisiera? Porque soy libre en Cristo, pero no lo hago porque el amor a mi hermano es más importante; eso es verdadera libertad y ese es el tipo de libertad que nos ha dado Dios para amarnos unos a otros.
Sigan leyendo versículo 29, “quiero decir no la conciencia de ustedes sino la del otro”, o sea lo que nos preocupa es la conciencia de la otra persona pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia ajena si participo con agradecimiento ustedes legalistas? ¿Por qué he de ser censurado a causa de aquello por lo cual doy gracias? Tenemos la libertad, dice Pablo, para ejercer nuestra libertad; también tenemos la libertad para imponer restricciones a nuestra libertad y ceder nuestra libertad.
Y vean lo que dice entonces, versículo 31, aquí está: “ya sea que coman, beban o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. Y aquí está el punto: no sean motivo de tropiezo ni a judíos ni a griegos ni a la iglesia de Dios. Entonces, ¿qué puede ser piedra de
tropiezo? Nuestro legalismo puede ser piedra de tropiezo y nuestra liberalidad y el ejercer nuestra libertad sin discernimiento puede ser piedra de tropiezo; ambas cosas pueden ser piedra de tropiezo a otros. Y lo que queremos no es justificar nuestras acciones y decir:
“Ah eso no es pecado, eso no no está prohibido en la Biblia, no queremos pensar así, queremos pensar qué es lo que más va a glorificar a Dios en estas decisiones que tengo que tomar”.
Esa es la pregunta, no siempre es qué es malo y qué es bueno, a veces son dos cosas buenas
pero muchas veces podemos evaluar de una manera objetiva y con la ayuda de nuestros hermanos cuál es la que más glorifica a Dios, cuál es la que más va a permitirnos comunicar el evangelio y la gracia de Dios a las personas que nos rodean. Entonces ninguna de estas cosas son un fin en sí mismo, todas estas cosas de las que estamos hablando se tratan de la gloria de Dios.
Y esa es la diferencia entre un cristiano y un no cristiano. ¿Quieren saber cuál es la diferencia entre un cristiano y un no cristiano? Que un no cristiano nunca está pensando en realidad qué es lo que glorifica a Dios y nosotros como cristianos deberíamos, si somos realmente cristianos, siempre estar pensando qué es lo que más glorificará a Dios.
Y ese será mi punto principal a considerar para tomar la decisión que voy a tomar: no qué es más cómodo, no qué puertas se me abrieron y qué puertas se me cerraron, porque a veces eso también se usa equivocadamente como: “ay mira hermano, miren, Dios me abrió una puerta para que pudiera trabajar también los domingos, pues Dios abrió la puerta, seguro es su voluntad”. Entonces ahí es donde no nada más las puertas abiertas son la voluntad de Dios y las puertas cerradas no lo son, a veces al revés.
Entonces qué es lo que más glorifica a Dios es la pregunta y hermanos, hoy en la tarde es nuestro programa de Navidad. ¿Por qué estamos haciendo un programa de Navidad? ¿Se preguntaron eso antes de decir “yo participo, es que me gusta cantar, es que me gusta estar al frente, es que me gusta hacer cosas? ¿Cuál es nuestra motivación? ¿Por qué lo hacemos? ¿Para qué? Para la gloria de Dios, para que Dios se ha glorificado en nuestras vidas. Toda actividad, todo evento tiene que tener ese propósito, para eso lo hacemos; esta iglesia se trata y debe de tratarse de la gloria de Dios.
Si somos honestos no todos los eventos y actividades que hacemos parecen tener ese fruto. Hay actividades que hacemos como iglesia que parece que el fruto que dan es darnos razones para quejarnos unos de otros: “es que este hermano no participó y no quiso ayudar y no quiso limpiar y es que esta hermana se desafina”. ¿Por eso lo hicimos? ¿Para tener más munición contra otros?
¿Ven qué tan importante es este pasaje? Estamos tratando lograr, estamos tratando de mostrar a la gente quién es nuestro Dios y cuál es su plan para ellos; así como nosotros ahora disfrutamos de la gracia de Dios en nuestras vidas queremos que ellos disfruten de la gracia de Dios en sus vidas, así como nosotros pertenecemos al reino de Dios nosotros queremos que ellos pertenezcan al reino de Dios.
Y por eso dice Pablo: “no sean motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios, así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio sino el de muchos para que sean salvos”. Y nada más para aclarar, no está diciendo Pablo que nada más les da por su lado a la gente, Pablo confronta cuando es necesario pero está diciendo: “nada más estoy poniendo a otros primero, estoy tratando de pensar cómo poder amar a las personas de la mejor manera posible y si eso significa yo ceder a cosas que yo podría exigir como mis derechos, si yo tengo que ceder a eso, lo haré”. Y por eso termina diciendo: “sean imitadores de mí como también yo lo soy de Cristo”.
Aquí está uno de estos retos tan grandes que tenemos que es bueno. En primer lugar, ustedes pueden pensar en alguien que es de ejemplo para ustedes aquí en esta iglesia que ustedes digan: “Ah sí, esta persona es un ejemplo a seguir”. Pueden pensar “Híjole pues entre más los conoces más difícil es poder decir eso”, ¿no? Pero todos tenemos el reto de que todos deberíamos de ser ejemplo de cómo nosotros seguimos a Cristo.
Por lo tanto, no es nada más la pregunta de quién es un ejemplo para mí sino para quién estoy haciendo ejemplo yo de que mi vida es para la gloria de Dios; imítame así como yo vivo para la gloria de Dios, tú vives para la gloria de Dios porque yo imito a Cristo. Y si todo es para reflejar a Jesús en nuestras vidas, es decir, vemos la vida de Jesús y queremos ser como Jesús, significa que para poder imitar a Jesús tienes que conocer a Jesús. Así que no puedes imitar a Jesús si no conoces tu Biblia.
Y esa es la importancia de lo que estaba diciendo Jonathan hace rato, la importancia del devocional familiar. Es simplemente que estemos tan empapados de la Palabra de Dios como familias que sea más natural para nosotros imitar lo que sabemos acerca de Dios. Si tú no sabes nada de Dios, no vas a poder imitar a Dios. Esa es la realidad de lo que Pablo está expresando aquí, él conoce bien a su Dios y por eso puede actuar como Él para ser como Jesús. Tienes que conocer a Jesús para vivir como Jesús, tienes que amar a Jesús.
Romanos 15:2 dice: “cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación pues ni aún Cristo se agradó a Él mismo, antes bien como está escrito los insultos de los que te injuriaban cayeron sobre mí”. Entonces ¿cómo glorificamos a Dios? Reflejando a Cristo.
Esa es la principal manera en que glorificamos a Dios: siendo como Él es. Así como Dios te ha tratado a ti, tú trata a los demás; muestra la clase de Dios que tienes en tu actitud de amor, de misericordia, de compasión para tus hermanos y hermanas. Glorificamos a Dios al ver a
Cristo, Él es el ejemplo por excelencia de vivir una vida para la gloria del Padre, ¿no es cierto? Él buscó nuestro bien al ejercer, al ejercitar su libertad en la Encarnación: “Yo puedo hacer esto, yo puedo hacerme hombre y de esa manera mostrar mi amor”.
Él tenía toda la libertad para servirnos de esa manera pero al mismo tiempo ejercitó las restricciones a su libertad en su Encarnación. Como leemos en Filipenses 2, para qué de la misma manera que dice Pablo aquí, para que seamos salvos Jesús hizo eso por nosotros y queremos que otros experimenten eso. Y para eso es lo que vamos a hacer hoy en la tarde en el programa de Navidad, para que otros vean en nosotros el mensaje que nosotros queremos que ellos experimenten en sus propias vidas.